Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso ser humano. Ni aunque lo hubiese intentado podría haber descrito el pudor que sentía al verse yaciendo ahí, en la cama, después de haber caído de donde solía dormir: el techo.
Después de tomar contacto con los muebles de su habitación desde su nueva perspectiva, apenas le dio tiempo a comenzar a angustiarse por su estado cuando ya tocaban a la puerta de su habitación. En efecto, se trataba de más humanos. De sus bocas tan solo salían órdenes, quejas por el dinero, obligaciones que él, Gregor Samsa, humilde escarabajo pelotero, supuestamente debería ya estar cumpliendo. No entendía nada. Lo único que sí sabía es que nada estaba peor visto en su sociedad que un ser humano. Jerarquías, autoridades, imposiciones.. y lo que más le había sorprendido siempre: egoísmo.
Pero por otro lado, ahora era él, un "simple y asqueroso" escarabajo, el que se había, aún sin saber por qué, introducido en aquel terrible mundo. Ahora él tenía el mando, y aunque su supuesta familia no lo supiera, estaba dispuesto a tomar medidas.
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