martes, 30 de septiembre de 2014

¿Qué es la identidad digital?


Toda la información de la que disponemos hoy en día amplía el concepto tradicional de identidad y lo lleva a una nueva dimensión. Ya no se trata de una identidad definida por rasgos físicos, ni por documentos que acreditan al portador unas capacidades y le habilitan para realizar ciertas actividades, sino de un concepto más amplio en el que la vida digital enriquece la vida real. Si tenemos internet, tenemos identidad digital, puesto que se refiere al rasgo que éste deja en la red como resultado de su interrelación con otros usuarios o con la generación de contenidos. Es decir, estamos hablando de una consecuencia del avance tecnología.




Mis fuentes de información han sido:

viernes, 26 de septiembre de 2014

Tres historias

Estas tres historias provienen de tres vidas distintas, pero las tres comparten un importante factor que viene a ser una moraleja común: "no te rindas". Y estoy muy de acuerdo con ello. Si alguno de estos tres niños se hubiera dejado llevar por lo que el resto de la gente definía como "normal", situación que podría haberse dado con total normalidad, puesto que aún no tenían madurez suficiente para decidir "qué está bien o qué está mal", probablemente no se habrían convertido en lo que son hoy en día. Simplemente descubrieron para lo que valían y lo que realmente les hacía felices, y si lo eran haciéndolo, ¿qué podía estar más bien que eso?
Es un tópico que deberíamos aplicarnos todos en la vida, puesto que es mucha gente la que nace con ángel en algo, y quizás podría destacar como un verdadero icono en ese ámbito.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Lo que el mundo espera de mí

"¿Qué crees que el mundo espera de ti?" 
Curiosa pregunta. Probablemente parezca difícil de responder siendo planteada tan directamente, pero en el fondo es mucho más fácil que eso. Pienso que en realidad todos nos hemos hecho esa pregunta alguna vez a nosotros mismos, aunque no seamos del todo conscientes de ello. Quizás sea el miedo a expresarnos lo que nos cohíbe de ordenarla bien en nuestra mente, de responderla en alto.
Todos tenemos una meta, o incluso más de una. Podría describir mi caso como el de una adolescente de diecisiete años con varios hobbies los cuales podría explotar si se lo propone. Le gusta escribir, le gusta expresarse, y no le importa hacerlo si se lo piden o incluso lo practica cuando tiene tiempo. Todavía le apasiona más cantar, y también es algo que hace a menudo, pero ha descartado esa idea como medio para conseguir una estabilidad económica de aquí a diez años. Su principal objetivo son los idiomas. Perfeccionarlos, aprender nuevos, y lo más importante: poder acceder a estudiarlos. Sabe que la gente lo espera de ella, sabe que necesita esforzarse mucho a nivel académico para cumplirlo, que esa es la manera de conseguirlo. Y es una triste cifra en una prueba de acceso a la universidad, que siempre le está rondando la cabeza junto a las palabras "traducción e interpretación de inglés", por lo altísima que está y lo difícil que resulta llegar. Le parece triste que su pasión e incluso ella misma sea definida como un par de números, pero está segura de que eso es bueno, de que eso significa que realmente lo es. Que incluso un hobbie que se le de bien y que lo hace casi sin esfuerzo vaya a costarle mucho de éste para transportarlo a su vida, para básicamente vivir de ello. Y es con ese pensamiento con el que se alimenta el espíritu de la chica. Me alimento con la certeza de que realmente, es mi pasión. 

sábado, 20 de septiembre de 2014

Dependemos de quien nos rodea


Nunca me había parado a pensar hasta qué punto tenía lugar la influencia de otras personas en nuestra vida, y con el vídeo de ayer he podido darme cuenta de que más de lo que puede parecer normal. Ya no solo el hecho de conocer a una persona mediante otras, o de la misma manera, encontrar trabajo, sino también transmitir el humor. Por ejemplo, una sonrisa. Una sonrisa de una persona a tu al rededor basta para que las probabilidades de que tú también la esboces crezcan. Lo mismo pasa con las lágrimas, la tristeza, o incluso con la forma de cuidarse, de alimentarse, etc.
En resumen, a veces son necesarios vídeos así para hacernos ver que nos realmente no somos tan diferentes, y que de una forma u otra, nos necesitamos.